Bosch

Herramientas eléctricas Bosch

La responsabilidad genera confianza

En 1921, Robert Bosch dijo: «Siempre he actuado según el principio que dice que es mejor perder dinero que confianza. La integridad de mis promesas, la confianza en el valor de mis productos y en mi palabra de honor siempre han tenido prioridad más allá de una ganancia transitoria». Casi 70 años después de su muerte, la personalidad de Robert Bosch sigue dejando huella en la empresa. Analizando tanto la empresa como su fundación, Robert Bosch es un modelo para los demás precisamente porque no fue perfecto, sino que su carácter fuerte y a veces difícil fue objeto de gran admiración pero también de muchas ofensas.

Su forma de vivir, también en el ámbito privado, la experiencia que modeló su pensamiento, los retos económicos y políticos que tuvo que afrontar –todo esto añade sustancia al retrato de un hombre cosmopolita de pensamiento libre con sólidas raíces en el suroeste de su Alemania natal, un adalid de la tecnología cuyo corazón pertenecía no obstante a la naturaleza, un pensador político propenso a las emociones, y una figura paternal y un modelo de circunspección.

Cualquier persona interesada en descubrir los orígenes y valores de Bosch o comprender la fascinación que suscita la empresa, tan sólo debe mirar al propio Robert Bosch. A pesar de ser un técnico entusiasta y emprendedor apasionado, lo que más le interesaba eran las personas. El hecho de que todavía hoy sea respetado se debe principalmente a que la gente sabía que era un pensador vanguardista, un gran observador y una persona que mantenía su palabra.

Adalid de la educación

Cuando Robert Bosch luchó por un libre acceso a la educación a principios del siglo XX, era un adelantado a su tiempo. Para él, la educación era algo más que memorizar datos –se trataba de hacer lo correcto. Y creía que, sólo cuando la mayoría de la sociedad tiene la capacidad de hacer lo correcto, entonces puede alcanzar el éxito a largo plazo. Por este motivo Robert Bosch defendió la causa de la educación más allá de los límites de su empresa, para brindar al mayor número posible de personas acceso a alguna forma de educación.

Por ejemplo, en 1916 fundó la Verein zur Förderung der Begabten, una asociación para el progreso de niños superdotados, y la dotó de dos millones de marcos alemanes para prestar apoyo financiero a jóvenes sin recursos pero con talento que querían ir a la universidad. La Fundación Markel, de la que se hizo cargo y que dirigió tras la muerte de su fundador, el Dr. Karl Emil Markel, tenía una función similar.

En una época en la que no era lo habitual, también prestó apoyo financiero a dos universidades. Donó la generosa suma de un millón de marcos alemanes a las facultades de ingeniería mecánica, ingeniería eléctrica y física del Politécnico de Stuttgart. La Berliner Staatsbürgerschule (academia de los ciudadanos), que se basó en una iniciativa conjunta de Robert Bosch y su amigo Friedrich Naumann, se fundó sobre el principio de promover la democracia y el entendimiento internacional. Durante la guerra en 1917, Robert Bosch compró un edificio en Kronprinzenufer, en Berlín, para la construcción de la Academia Alemana de Política. El objetivo de esta institución era promover el pensamiento liberal y evitar todo tipo de extremismo político en el futuro.

Empleador afable

Desde un principio, Robert Bosch se interesó por factores que ayudarían a fomentar la lealtad de los empleados a largo plazo e inspirar la motivación a diario. Esta fue la razón por la que se aseguró de que su empresa contara con equipos de primerísima calidad, buena iluminación y ventilación. A finales del siglo XIX, estas no eran las condiciones habituales. En 1906, para celebrar el vigésimo aniversario de la empresa, Robert Bosch fue el primer empleador en el entonces Reino de Württemberg en introducir la jornada laboral de ocho horas. El positivo beneficio económico de este gesto filantrópico fue que, preparando el camino para instaurar dos turnos de trabajo, los niveles de productividad aumentaron significativamente.

Bosch mostró su agradecimiento a sus colaboradores otorgándoles además otros beneficios, como jubilaciones y subsidios para los dependientes sobrevivientes y médico de empresa. Un ejemplo excelente es el proyecto «Jugendhilfe» (asistencia a la juventud), fundado en 1938 con el objetivo de ayudar a los aprendices más desfavorecidos y a jóvenes trabajadores que mostraban un talento sobresaliente. Pero por encima de todo, Robert Bosch motivaba a sus colaboradores pagándoles salarios comparativamente altos a cambio de dedicación y compromiso.

Robert Bosch también se preocupó por mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos. Superó muchos obstáculos y donó varios millones de marcos alemanes para inaugurar un nuevo hospital en Stuttgart, Alemania, alrededor de 1940. El hospital no sólo llevaba su nombre, sino que además se diseñó conforme a su estilo. A lo largo de su vida, Robert Bosch apoyó la investigación y la práctica de la homeopatía, con el objetivo de encontrar una solución a la asistencia sanitaria disponible en ese momento.

Granjero amante de la naturaleza

En su juventud, a Robert Bosch le hubiera gustado estudiar ciencias naturales, como zoología, botánica o geología. Pero siguiendo el consejo de su padre, optó por la mecánica de precisión. Sin embargo, mantuvo el interés por la flora y fauna durante toda su vida. En 1912, a los 50 años, Robert Bosch decidió que era el momento de volver a la naturaleza. Compró una extensión de tierra en la Baviera Superior y creó a la precursora de las granjas orgánicas de la actualidad.

Con una extensión de 1.700 hectáreas ubicadas en el medio de la región del sur de Múnich, Robert Bosch había planeado en un principio drenar las ciénagas y usar la turba con fines industriales. Cuando esta incursión falló, decidió iniciar una innovadora operación agrícola en la propiedad, y fusionó siete granjas antes independientes para crear la Granja Bosch.

Como el pastoreo sólo era posible en una extensión limitada de la sensible llanura anegadiza, Robert Bosch construyó el complejo más grande de ensilado de Europa para almacenar el forraje necesario. La Granja Bosch pronto se convirtió en una operación modelo con su propio tambo, seis puntos de venta y trabajo para 300 personas. Robert Bosch mostró su espíritu pionero también en la agricultura al utilizar maquinarias de última tecnología y experimentando nuevos métodos. Pero sobre todo dio los primeros pasos rudimentarios hacia lo que hoy se conoce como granjas orgánicas. Por ejemplo, creó un ambiente que atraería a muchos pájaros para así conseguir un medio natural de control de pestes. La Granja Bosch todavía existe –y da testimonio del amor de su fundador por la naturaleza.